Los perros no son tan diferentes de las personas, sobre todo en lo que a emociones se refiere, por eso, un problema bastante frecuente, al igual que les sucede a algunos seres humanos, es que tu perro sienta miedo al ir al veterinario. Esta situación podrá agravarse especialmente si ha pasado por algún tipo de experiencia traumática.
Debemos tener en cuenta que los perros carecen de esa parte racional que tenemos las personas, por lo que, si tienen miedo al veterinario, no podrán ver más allá, el miedo les inundará por completo.
¿Cómo puedo saber si mi perro está sufriendo un ataque de pánico?
Aunque no todos los perros reaccionan igual ante el miedo, existen señales que evidencian que tu perro está pasándolo realmente mal: Ladridos, gruñidos, mordiscos… hay algunos que ante el miedo se quedan paralizados o corren a esconderse, incluso, puede que hagan sus necesidades sin control en el mismo veterinario, fruto de ese miedo.
Con la intención de evitar al máximo su sufrimiento en la obligada visita al veterinario, en Cremascota te ofrecemos estos consejos:
1. Acostumbra a tu perro a ser tocado y acaríciale antes de la visita
Existen mascotas que no están acostumbradas al contacto, por lo que cuando las tocas o acaricias, se tensan con facilidad. Si empiezas a hacer trabajo en casa, juegos, caricias… a tu perro le será más fácil no sentir miedo en el veterinario, porque ya estará más familiarizado con el contacto físico.
2. Trabaja el refuerzo positivo con premios
Lo importante es que tu perro asocie la visita al veterinario con una experiencia positiva, para conseguirlo, un truco puede ser darle alguna chuchería en consulta o de camino a ella. Así conservará un buen recuerdo del momento.
3. Haz visitas frecuentes al veterinario
Si consigues que el veterinario y el perro creen una relación de confianza, es seguro que a la hora de la verdad, cuando el perro tenga que ir a consulta y pasar por un mal trago, se sienta seguro junto a la persona que le atiende.
Cualquier excusa puede ser buena para hacer una visita: Saludar al veterinario, comprar algo de comida o un juguete, hacer una pregunta rápida… que tu perro reconozca el espacio y las personas para sentirse seguro es importante.
4. Intenta que en la consulta tu perro se sienta seguro a tu lado
Una buena forma de tranquilizar a tu perro es pasar con él dentro de consulta. Debes mostrarte seguro y confiado y si eres tú el que le sujeta al mismo tiempo que le acaricias, mucho mejor.
5. Contrata un veterinario a domicilio
Si crees que ni con todos estos consejos puedes conseguir que tu perro se relaje en el veterinario, te queda la última opción: Que sea el veterinario el que vaya al domicilio.
Lógicamente, lo más seguro es que te cobren un recargo por el desplazamiento, pero tu perro se sentirá más confiado en su hogar.