En la actualidad, las mascotas dejaron de ser ajenos a la sociedad y el ser humano les da importancia, defiende sus derechos y les da un hogar. Se han vuelto una compañía imprescindible para las personas, sobre todo para quienes viven solos. Tener un perro o un gato ha ayudado a lidiar contra el estrés y el encierro que en su momento generó el coronavirus en el mundo.
En 2020 y 2021 la adopción de mascotas aumentó significativamente producto de las medidas de distanciamiento social y confinamiento. De acuerdo con revistaclinicaveterinaria.com, ONGs y organizaciones protectoras comprobaron un aumento aproximado del 50% en el número de adopciones de perros y gatos. Este hecho representó un escenario positivo para aquellos animales que necesitaban un hogar, así como lo es para las personas.
Muchas personas antes de la pandemia ya contaban con una compañía animal, vínculo que se ha afianzado por la cotidianidad del encierro, haciéndose parte realmente del hogar.
Perder a una mascota: el duelo de un ser querido.

Un estudio que realizó el departamento de Psicología de la Universidad de Nuevo México, en Estados Unidos, y publicado en la revista científica Perspectives in Psychiatric Care indicó que el más del 85% de los dueños de canes admiten haber padecido dolor tras la muerte de sumascota.
De hecho para algunos dueños de perros, el fallecimiento de éste puede provocar un pesar tan profundo como el que produce la muerte de un miembro de su familia.
Por eso cuando los dueños de mascotas sufren de sus pérdidas, ya sea una muerte o extravío, suelen experimentar una pena prolongada, sin una compañías fiel y atenta.