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Cuando nuestro compañero de vida peludo fallece, es muy duro enfrentarse al trance de darle un último adiós. Aunque sabemos que es ley de vida, no deja de ser un momento muy doloroso para el cual debemos estar preparados.
Sobre todo, porque, a veces, esto ocurre tras una larga enfermedad de nuestro peludo, pero, en otras ocasiones, puede ocurrir de forma inesperada a causa de un accidente o de cualquier otra circunstancia imprevista que nos afecte de lleno y que no podamos evitar ni predecir.
En este sentido, seguro que alguna vez te has preguntado qué es mejor. ¿Qué debo hacer? ¿Proceder a enterrar a mi mascota o incinerarla? Como en el caso de los humanos, esta es una decisión muy personal que debes meditar con calma, pero para ello es importante que conozcas ambos procesos.
Antes de nada, es preciso aclarar que no se puede enterrar a una mascota bajo ninguna circunstancia en cualquier lugar sin autorización, ni siquiera en una propiedad privada. En España, este acto está prohibido por razones medioambientales e higiénicas.
Sin embargo, existen algunos cementerios para mascotas como El Último Parque, situado en Arganda del Rey (Madrid) donde puedes enterrar a tu mascota con total seguridad y garantía.
Por otro lado, no debes olvidar dar de baja el microchip de tu peludo para que su fallecimiento quede registrado en la correspondiente base de datos.
Según el municipio donde residas, debe existir un censo de mascotas propio en el que debemos dar de baja a nuestra mascota a partir del ayuntamiento correspondiente.
Lo que no debe ocurrir en ningún caso es que arrojemos el cuerpo de nuestro peludo a la basura, lo enterremos en cualquier lugar o incluso lo abandonemos sin más en el campo.
Piensa en lo importante que es darle una despedida digna y respetuosa a tu mascota para que el proceso sea el adecuado y el menos doloroso.
En este caso el proceso es algo distinto a un enterramiento en un lugar autorizado. Si te decantas por la incineración, esta puede ser de dos tipos: