La esperanza de vida de nuestras mascotas, sean perros o gatos es relativamente corta si la comparamos con la de un ser humano. Por eso, es posible, si eres dueño de un perro, que en casos de enfermedad o sencillamente ante la vejez de tu mascota, tengas que enfrentarte a una de las decisiones más difíciles: Practicar la eutanasia a tu perro.
En Cremascota, creemos que es una decisión que debes meditar y tomar con plena conciencia, por eso, queremos responderte a algunas de las preguntas más frecuentes sobre la eutanasia canina.
1 ¿Qué es la eutanasia canina?
La palabra Eutanasia procede del griego y significa literalmente: «Buena muerte», (eu = bueno, thanatos = muerte). Su finalidad es evitar sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de la vida a un perro enfermo.
2 ¿Cuándo practicarla?
Para tomar esta decisión lo más importante es que previamente hayamos escuchado el diagnóstico de un veterinario. Normalmente, es la eutanasia canina se practica en situaciones en las que el animal, ya sea por vejez o por enfermedad, ha visto reducida su calidad de vida, está sufriendo y no tiene posibilidades de recuperación.
3 ¿Qué tipos de eutanasia en mascotas existen?
Existen tres tipos de eutanasia:
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- Eutanasia activa: Es la más conocida. Se practica con una inyección letal que contiene un exceso de anestesia (pentotal sódico, produce un “sueño inducido” en el que el animal tiene pérdida de consciencia y por tanto de sufrimiento).
- Eutanasia pasiva: Es menos común. Consiste sencillamente en evitar cualquier tipo de tratamiento que alargue la vida del animal sabiendo que este no podrá recuperarse. Lo que se consigue es acelerar la muerte de forma natural para evitar el sufrimiento del animal.
- Eutanasia Indirecta: El perro recibe un tratamiento de la enfermedad aunque este puede acelerar su muerte.
4 ¿La eutanasia y el sacrificio de animales es lo mismo?
Rotundamente no. El sacrificio es inducir a la muerte a un animal que se encuentra totalmente sano. Práctica, desgraciadamente muy común en algunas perreras e incluso dueños particulares que actúan de forma completamente irresponsable e inmoral.
5 ¿Sufrirá mi mascota en la eutanasia?
No, la eutanasia es precisamente eso: Una muerte sin dolor. De hecho, normalmente en las clínicas pueden dar previamente al animal un sedante antes de la inyección letal para que poco a poco vaya relajándose y entrando en un sueño profundo.
6 ¿Debo acompañar a mi mascota en ese momento?
Sin duda es una decisión personal, pero creemos que acompañar a tu perro en este difícil momento puede hacer que se sienta más tranquilo. Aunque el perro no sabe de su situación, encontrarse sin compañía cercana puede hacerle sentir miedo.
En Cremascota disponemos de un servicio a domicilio que facilita la despedida de desde el entorno del propio hogar. Si necesitas más información acerca de la eutanasia a domicilio, puedes visitar el siguiente enlace.
7 ¿Cuánto cuesta?
Los precios de la eutanasia, lógicamente, varían dependiendo de las tarifas de cada clínica veterinaria. De igual manera, el precio depende del peso y del tamaño del animal.
8 Y después, ¿cómo rendir un homenaje a mi perro?
Tras la eutanasia y muerte del perro, muchas clínicas te ofrecen encargarse de los restos del animal. Sin embargo, esto es opcional, el dueño es el que debe decidir al respecto. En Cremascota ponemos a su servicio la posibilidad de hacer una despida digna, con ceremonia o velatorio e incineración del animal para que familiares y amigos puedan dar el último adiós a la mascota como merece.
9 ¿Cómo puedo superar la pérdida?
Sin duda, la pérdida de un ser querido es una experiencia difícil. Lo normal, es que durante el duelo nos sintamos tristes y deprimidos. El tiempo que puede llevarnos superarlo depende de cada persona. Lo importante es podernos despedir de nuestro compañero para asumir su muerte con menos dolor y de una forma menos traumática.
10 ¿Debo pensar en tener otra mascota?
Es muy común pensar que una forma de superar la pérdida de tu perro es teniendo otra mascota. Cada persona reacciona de una manera diferente y debemos tratarlo con total respeto. Pero quizá, lo mejor, es que antes de lanzarnos a tener otro perro hayamos superado la pérdida del anterior.
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