La torsión de estómago o síndrome de dilatación en perros es una dolencia mucho más frecuente de lo que se piensa y su gravedad puede poner en peligro la vida de nuestras mascotas.
A pesar de que hay una idea generalizada de que es un problema exclusivo de razas grandes, lo cierto es que todos los perros por encima de los 15 o 20kg están expuestos a correr este riesgo.
¿En qué consiste la torsión de estómago?
Al igual que en los humanos o en otros animales, el estómago de un perro se dilata cuando se llena de comida o de gases. Sin embargo, los perros tienen su estómago sujeto por dos ligamentos y se puede dar el caso de que estos no estén lo suficientemente fuertes como para mantener su posición correctamente.
Llegado este caso, la debilidad de dichos ligamentos permite que el estómago se gire sobre sí mismo. La principal consecuencia es que el estómago ejercerá presión sobre el resto de órganos del cuerpo, pudiendo llegar por tanto a bloquear la circulación sanguínea, factor que puede acabar con la vida de nuestro perro.
¿Cómo reconocer la torsión de estómago en mi perro?
El primer síntoma que nos debe hacer saltar la señal de alarma es la hinchazón abdominal. El estómago se hincha y a simple vista el abdomen de nuestro perro está abultado. El animal se mostrará muy nervioso, caminando de un lado a otro torpemente o siendo incapaz de estar sentado.
La dificultad para respirar, toses y arcadas son otras de las señales a tener en cuenta.
¿Cómo puedo prevenir la torsión de estómago?
Independientemente de que nuestro perro sea de raza grande hay unos sencillos consejos que podemos seguir para prevenir y minimizar este problema, teniendo siempre en cuenta que ante el menor síntoma es necesario acudir con urgencia al veterinario.
Os dejamos algunos factores que podemos tener en cuenta:
Comer lentamente
Si nuestro perro es muy ansioso nervioso a la hora de comer, en la medida de lo posible hay que favorecer que coma más lentamente. Existen comederos interactivos y juegos que les ayudan a relajarse y por tanto a comer más despacio.
Dividir la cantidad diaria de pienso en al menos dos o tres comidas también nos ayuda a reducir una posible sobrecarga gástrica.
Beber agua de forma controlada
Beber agua de forma exagerada puede ser un riesgo, ya que el estómago se llenará. En muchas ocasiones, cuando nuestro perro viene sediento después de haber hecho ejercicio o realizado un gran esfuerzo es conveniente controlar la velocidad a la que ingieren agua.
Evitar el ejercicio después de las comidas
Es aconsejable que tu perro repose su comida, dejando así tiempo para que haga una buena digestión y para que su estómago trabaje lentamente.
Esperar antes de comer
Si nuestro perro está muy nervioso o ha realizado un gran esfuerzo, es conveniente esperar al menos una hora antes de darle de comer para tratar de evitar así que ingiera cantidades excesivas.
Adaptar la alimentación al tamaño del perro
Es importante que nuestro perro mastique bien su alimento, evitando que lo engulla. Tenemos que tener en cuenta que el pienso debe ser del tamaño adecuado según la raza, peso y tamaño de nuestra mascota.